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Cambio Climático
Por Serge Kahili King

Recientemente recibí el siguiente pedido de ayuda, que es similar a muchos otros que me han llegado:

'Desde que vi la película de Al Gore acerca del cambio climático global no puedo dejar de pensar, de sentir y de experimentar este cambio y todo lo que trae aparejado. Me siento bastante desalentada y pesimista acerca del destino humano. Si bien era conciente de la situación, no era conciente de la magnitud del desequilibrio que la humanidad ha creado, del corto tiempo que tenemos para hacer algo al respecto y si realmente tenemos suficiente tiempo, determinación, unidad, voluntad, etc. de hacer algo efectivo para preservar la vida en la Tierra.

Lo que más me atemoriza es el modo en que me imagino que todos vamos a desaparecer. Yo sé que todo cambia constantemente y que el clima ya ha cambiado antes muchas veces, pero lo que más temo es la velocidad con la que está cambiando, y las catástrofes que ya están ocurriendo y hacen que muchos lugares se vuelvan inhabitables para las plantas, los animales y la gente. Muy a menudo me encuentro pensando que en este momento, ninguna acción sería suficiente porque la falta de armonía ya ha ido demasiado lejos. Le agradecería cualquier consejo o esclarecimiento que pudiera darme sobre el tema”.

Primero, por favor, vuelve al momento presente. En términos muy prácticos y realísticos, no existen ni el pasado ni el futuro. El mundo real es el mundo que experimentas en este momento. Si hay algo bueno en el presente, bendícelo para darle fuerza y para ayudar a que eso se mantenga y crezca.

El clima global obviamente está cambiando, pero siempre lo ha hecho. A través de la geología, sabemos que desde que el ser humano habita el planeta y antes de eso también, la Tierra ha atravesado una serie de cambios climáticos dramáticos a lo largo de grandes períodos de tiempo. De acuerdo con el registro geológico, hubo tiempos en que los glaciares cubrían la mayor parte de la Tierra (¡aún en Hawai!) y otras épocas en las que el ártico fue tropical. Más recientemente, en los siglos XV y XVI en el área de Bélgica y Holanda, cambios climáticos importantes produjeron inundaciones catastróficas por una subida del nivel del mar, que costó la vida de cien mil personas. Es común que la gente piense que el mal tiempo en su propio periodo de vida, es el peor de todos los que han ocurrido alguna vez.

Sin embargo, nadie sabe qué dirección van a tomar los cambios actuales, cuánto tiempo durarán ni cuánta influencia está ejerciendo la conducta humana sobre ellos. Durante un viaje a Alaska con mi esposa hicimos un crucero por la Bahía del Glaciar. En una charla de cubierta sobre el tema surgió la alarmante información de que cuando el Capitán James Cook navegó por allí, la mayor parte de la bahía estaba bloqueada por los hielos, y cuando nosotros estábamos allí, la mayor parte de ese hielo se había derretido. Por lo tanto, no hay dudas de que la Tierra está experimentando un cambio en el clima, pero hay grandes dudas acerca de si nosotros podemos hacer algo al respecto.

El film de Gore está muy bien hecho y nos ayuda a ser más concientes de lo que los seres humanos están haciendo que contribuye a la polución ambiental. No prueba que la conducta humana esté causando los cambios en el clima ni prueba que la tierra tal como la conocemos esté condenada a la destrucción. Lo que hace el film es presentar una especulación científica.

Los científicos no son súper-genios. Todo lo que pueden hacer es reunir datos, interpretarlos de acuerdo con sus propias reglas, usar una computadora para procesar esos datos y obtener un resultado probable –basado en los datos que ellos recogieron, su interpretación de esos datos, y las reglas con las que programaron la computadora para procesar los datos-. Esto ni siquiera es predicción, es especulación basada en información limitada.

Cuando Gloria y yo estábamos en África a finales de los 60’ y principios de los 70’ recibíamos diarios y revistas de Estados Unidos que estaban repletas de advertencias calamitosas sobre la polución ambiental y sobre cómo estaba destruyendo al país. Desde África teníamos la impresión de que todo el país estaba cubierto por una nube de hollín, que todos los arroyos estaban llenos de fango marrón y peces muertos, y que salir a caminar implicaba un riesgo para la propia vida. Cuando regresamos a los Estados Unidos en 1971, nos impactó ver el cielo azul brillante, los ríos claros con peces saludables, los bosques llenos de vida y gente caminando por todos lados sin caer muerta por el aire contaminado.

La conducta humana tiene claramente cierto efecto sobre el clima global. Además de la polución generada por la industria y los sistemas de transporte, las practicas agrícolas causan zonas desérticas y destruyen los hábitos de los animales; la descarga de desperdicios en la tierra y los océanos afecta a los animales acuáticos y terrestres y al ambiente y la tala indiscriminada de bosques y el desarrollo urbano también alteran las cosas. Y cada una de estas acciones tiene efecto sobre el clima. Sin embargo, no olvidemos los efectos de los volcanes, los terremotos, los huracanes, y los tsunamis, que son generados por la Tierra misma. Si bien no hay duda de que los seres humanos contribuimos al problema, todavía no sabemos hasta qué punto.

No obstante, es muy importante que tomemos medidas para limpiar y optimizar nuestros sistemas de transporte y nuestra industria, que trabajemos para tener un ambiente mejor y más saludable para nosotros y para el resto del mundo natural, y que apoyemos a todos los que están trabajando para lograrlo. Es tan importante como no caer presa del miedo, el pánico, el pesar o la desesperación a partir de lo que alguien dice acerca de la situación.

La filosofía Huna sostiene que nunca estamos desvalidos, porque tenemos otros recursos además de los físicos para producir cambios. Después de todo, el mundo físico es sólo una ilusión conveniente. Antes que nada somos seres espirituales en un universo espiritual. Como sanadores chamánicos nuestro papel es sanar lo que podemos, cuando podemos, donde podemos y de la forma en que podemos. Si bendecimos el presente, confiamos en nosotros mismos y esperamos lo mejor mientras realizamos cualquier acción positiva posible, entonces estamos haciendo lo máximo que se puede hacer. No tiene sentido preocuparse por la idea de que podríamos o deberíamos hacer algo más o hacerlo mejor. Hay una expresión hawaiana que resume lo anterior de una forma muy simple: si puede, puede; si no puede, no puede.

A propósito, la Tierra tampoco está desvalida. Ella tiene una vida propia y una voluntad propia. Como entidad viviente ella puede elegir ser feliz como un desierto, un mundo acuático, una bola de nieve, o la increíble mezcla que es actualmente, con o sin la misma variedad de vida que existe hoy. No necesitamos preocuparnos por salvar la Tierra, pero sí debemos abocarnos a salvar a los seres humanos y a todos los otros seres vivos que la habitan, si queremos preservarlos. Por lo tanto, haz lo mejor que puedas y confía en un Poder Superior para sentir la seguridad de que todo funciona perfectamente, aún si funciona de manera diferente a como supones que tendría que funcionar

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