Aún cuando muchas religiones y filosofías usan diferentes términos para el concepto de “estar centrado”, casi todas suelen enfatizar su gran importancia. Cada una a su manera sugiere que estés centrado en Dios, en el Amor, en el Espíritu, en el Servicio, en Tu Corazón, en la Belleza, en el Momento Presente, o en un espacio cinco centímetros por debajo del ombligo (que en la tradición Oriental recibe muchos nombres). No hay duda de que estar centrado es una gran idea. Por eso quiero referirme a cómo llegar a estarlo.
Naturalmente, llamaré a la tradición Hawaiana para que venga en mi ayuda. El “lugar” hawaiano para estar centrado es el piko, el ombligo, que también significa un “centro”. Uno de los nombres dados a la Isla de Pascua es Ka Piko O Ke Ao, el “Ombligo del mundo”. Muchas áreas o ciudades antiguas han usado ese nombre o uno similar y ello nos da una clave de su significado más profundo: “el punto desde donde, hacia donde y alrededor del que todo lo demás se mueve”. Literal y figuradamente, el ombligo representa nuestra conexión con la fuente de la vida. Simbólicamente entonces, el ombligo es un conducto directo hacia la fuente misma, y estar centrado en el ombligo es estar centrado en la fuente.
En caso de que estés empezando a preguntarte si esto es una promoción para que medites en tu propio ombligo, te aseguro que no lo es. La meditación que hace foco en el ombligo es una buena técnica para ciertas cosas, pero mi tema conduce a otro lugar. En la cultura Hawaiana el área del ombligo es también el centro del “corazón, mente y sentimientos” porque estos son significados alternativos para la palabra na’au, “intestinos”. Otra palabra, mana’o se refiere a pensamiento, mente, creencia y opinión, pero sumado a expectativa, concentración y memoria. Los hawaianos reconocían el pensamiento intelectual como algo bastante diferente y lo asociaban con el cerebro. Manawa , la palabra clave para el principio del Huna, “ahora es el momento de poder”, también significa “corazón, sentimientos, afectos” además de “la coronilla de la cabeza”. Para confundirte un poco más antes de darle sentido a todo esto, la palabra piko además de usarse para el ombligo puede usarse también para la coronilla y los genitales. Ten paciencia que ya llegaremos a la cuestión.
Parece razonable suponer que para llegar a estar centrado es útil saber a qué se parece la centración. Sorprendentemente, se escribe o se dice muy poco de la experiencia en sí misma. Los términos “dicha” y “unidad” han sido muy usados, pero en realidad no le comunican nada a alguien que nunca ha estado allí. Es como tratar de describir un viaje por el desierto del Sahara, una vez de regreso a tu ciudad de residencia, a amigos y familiares que no han viajado nunca fuera de su propia área. Primero tratan de parecer interesados, luego se vuelven inexpresivos, y finalmente, tan pronto como pueden, comienzan a ponerte al tanto de los chismes locales. Para querer ir a algún lugar, tiene que haber algo allí que puedas considerar valioso, algo con lo que te puedas relacionar que signifique algo bueno para ti.
De manera que mi descripción de cómo es estar centrado es la que sigue. Puedo hacerla porque estuve allí, y aún sigo trabajando sobre habilidades para volver allí más seguido. De cualquier modo, una de las características del estar centrado es la serenidad. Cuando estás centrado te sientes sereno. No tienes conflictos que generen stress, tu mente está clara, y tu cuerpo está relajado y te sientes bien. Otra característica es que experimentas una conexión amorosa. Te sientes amado y sientes que amas a todos y a todo a tu alrededor. El miedo está ausente. La tercer característica es la confianza. Te sientes capaz de hacer lo que quieres y capaz de manejar cualquier circunstancia que pueda sobrevenir. Es un sentimiento muy creativo en el que no existen el enojo ni la frustración. La última característica de mi descripción es la armonía. Te sientes una parte significativa de todo lo que fue, es y será. Todo sentido de insignificancia, alienación y falta de contacto con la vida ha desaparecido.
¿Suena grandioso, no? Seguro. Suena imposible para la mayoría de la gente, ¿no? Puede sonar así, pero no lo es. Cualquiera puede hacerlo, pero eso no quiere decir que sea fácil. Si fuera fácil no estaría escribiendo acerca de esto, para ayudarte y también para ayudarme a mí mismo. Si fuera fácil, todos estaríamos allí en este momento. Pero se puede lograr.
Lo que estoy a punto de brindarte es una manera de llegar allí. No es tanto una técnica sino más bien cierto tipo de comportamiento para ejercitar. Lo que te diré no te mantendrá en el centramiento (no sé si eso es posible o aún deseable), pero te ayudará a volver al centro cuando te hayas ido. El objetivo es que cada vez que lo intentes te acerques un poco más al centro. No estoy diciendo que experimentarás todo esto en el primer intento. Pero si esto puede ayudarte a estar un poco más centrado de lo que estás -un poco más tranquilo, con un poco más de amor, un poco más confiado, un poco más armonizado- entonces es bueno, sobre todo si puedes continuar acercándote un poco más cada día.
¿Recuerdas toda la cuestión hawaiana de más arriba? Conduce a la idea de que los sentimientos o las emociones son el lugar de encuentro del cuerpo y la mente. Son los medios a través de los cuales tu mente y tu cuerpo se comunican entre sí y con el mundo. Los sentimientos te dan retroalimentación. Cuanto mejor te sientes más centrado estás. Así que la práctica consiste en hacer algo que te haga sentir mejor, sin mucho esfuerzo, algo específico. Todo lo que tienes que hacer es practicar el dar, la clase expresada en la palabra hawaiana manawale’a. Significa “dar libre y voluntariamente” y una traducción de su raíz sería “corazón contento”.
¿Qué es lo que das? Cualquier cosa que tu quieras, siempre y cuando lo hagas conciente, libre y voluntariamente. Pero no tienes que estar limitado a cosas materiales. Y no es una cuestión de dar cualquier cosa. Se trata de dar obsequios. Aquí hay algunas ideas de lo que puedes dar: reconocimiento, atención, apreciación, gratitud, oraciones, deseos, estímulo, sostén, regalos, y pensamientos y acciones de sanación o ayuda. Puedes dar a otras personas, a cualquier cosa en tu medio ambiente, a cualquier cosa o a cualquiera que conozcas, a Dios o al Universo, y a tu propio cuerpo, mente y espíritu. El objetivo es dar lo más que puedas, lo más seguido que puedas, y darlo con la intención conciente de estar dando un obsequio. Suena más fácil de lo que es. En algún punto es posible que experimentes resistencia o sensaciones extrañas a medida que la práctica revuelve patrones profundos de pensamiento y comportamiento. Pero la vía de dar conduce al centramiento.
El estado de estar centrado está bien ilustrado en este proverbio hawaiano que se refiere a una persona que puede permanecer en calma frente a una dificultad:
He po’i na kai uli, kai ko’o, ‘a’ohe hina puko ‘a
Aunque el mar sea profundo y esté agitado
La roca de coral permanece en pie