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Economía Espiritual
Por Serge Kahili King

La cuestión del dinero es muy importante para la gente en todo el mundo. Algunas personas quieren tener mucho más dinero del que tienen y otras quieren librarse de él, pero probablemente casi todas consideran el dinero como una cuestión más material que espiritual.
El dinero en sí mismo no es nada más que un medio (en realidad, un símbolo) de intercambio de bienes y servicios. Como tal, ha existido desde que la gente decidió que intercambiar cerdos y mantas por herramientas y baratijas resultaba poco conveniente. Especialmente para el sujeto que tenía las baratijas y herramientas y que no quería cerdos y mantas a cambio, sino vacas o vasijas.

De manera que todos los grupos humanos que han comerciado intensamente con otros grupos, han desarrollado un sistema monetario. El sistema de trueque puede subsistir paralelamente al sistema monetario cuando resulta útil. Uno de los sistemas monetarios más utilizados en tiempos antiguos realizaba sus transacciones con conchillas de cauri. El pueblo de Yap en Micronesia tiene tres sistemas: grandes ruedas de piedra para los inmuebles, conchillas para los casamientos y dólares para la cerveza.
El oro ha sido popular en tiempos modernos y antiguos porque resulta útil, durable, bonito y bastante raro. Pero el valor que la gente le da sube y baja, y también lo hacen los sistemas monetarios en él basados.

Aquello que usamos como dinero puede ser material, como las conchillas, el metal o el papel, pero lo que realmente importa es el valor que se le otorga a la cosa. El valor no es material en absoluto. Es sólo una idea en la mente de las personas. Las conchillas, el papel y las monedas tienen muy poco valor intrínseco y el valor de algo sólido como el oro sube y baja como hemos dicho más arriba.

El dinero, como medio para intercambiar bienes y servicios, tiene que estar respaldado por algo valioso. Esto es, por algo que la gente perciba como valioso. Pero a menudo se olvida que el dinero también debe ser respaldado por la confianza que la gente tiene en aquello que es la fuente del dinero, más allá del valor que pueda tener lo que lo respalda. Uds. saben que los bancos pueden quebrar cuando la gente pierde la confianza en ellos, aún cuando estén repletos de dinero. Los gobiernos pueden fracasar cuando la gente les pierde la confianza, aún cuando tengan un montón de respaldo material. La experiencia de la Unión Soviética es un buen ejemplo reciente de esto.

Las personas también pueden fracasar cuando los demás pierden la confianza en ellas o cuando ellas pierden la confianza en sí mismas, independientemente del valor de sus bienes o servicios. Asimismo, la gente puede triunfar cuando los demás les tienen una confianza extraordinaria o cuando tienen una extraordinaria confianza en sí mismas, también al margen del valor que tengan sus bienes y servicios.

Así que el actual valor del dinero, como medio de intercambio de cosas materiales depende de cosas muy inmateriales y espirituales, tales como la seguridad, la confianza y la fe. De esas mismas cosas espirituales también depende cuánto dinero alguien está dispuesto a darle a otro, en pago de bienes, servicios o como expresión de la bondad de su corazón.

Ahora bien, la próxima afirmación puede resultar desagradable para algunos: el dinero sólo proviene de personas. No viene de Dios (excepto en forma indirecta). No viene de los gobiernos: viene de funcionarios y de quienes pagan impuestos. No viene de casinos ni de loterías, viene de otros jugadores que han perdido. No viene de las empresas, viene de la gente que compra cosas.

Si quieres tener más dinero en tu vida -para ti, para ayudar a otros o para ambas cosas- entonces tienes que hacerte más valioso a los ojos de los demás. Brindar buenos productos y servicios no será suficiente, tampoco lo será estar en el lugar correcto en el momento oportuno ni incluso elegir los números acertados. Tendrás que ser más espiritual que eso. Tendrás que tener más fe y más confianza en tu propio valor, como proveedor o como persona.

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