Hace un tiempo tuve una discrepancia con una colega y amiga. Si bien ambas adherimos a la convicción de que la imaginación tiene un gran poder para generar nuestra experiencia de la realidad, divergimos en relación a cómo influye cuando la utilizamos para ayudar a otros. He notado que el punto de vista de mi amiga, es usual actualmente entre quienes conocen y practican métodos de visualización o imaginación para cambiar, sanar, armonizar y lograr objetivos. De manera que decidí compartir aquí nuestro desacuerdo, con la idea de que pueda ser útil para clarificar cuestiones sobre el tema. Pero antes, algunas palabras para quienes no estén familiarizados con el poder de la imaginación.De acuerdo con la filosofía chamánica nuestras creencias, actitudes, convicciones, expectativas e imágenes, generan nuestra experiencia de la realidad. Quiero resaltar que he dicho nuestra experiencia de la realidad y no la realidad misma, ya que la Creación corre por cuenta del Gran Espíritu. Nosotros podemos co-crear cuando actuamos o pensamos en forma consciente en dirección a un objetivo. Mi querida hija estaba pasando por lo que, según mi punto de vista, era un largo período de tristeza. Yo estaba preocupada y me planteaba qué podía hacer para ayudarla, o qué podría ser efectivo para su mejoría. En medio de mis tribulaciones llamó mi colega y me preguntó cómo estaba, lo cual me dio la oportunidad de exteriorizar mis preocupaciones. Luego de escucharme dijo: - Querés una sugerencia? - Si - contesté - A mi me parece que si vos imaginás a tu hija bien, contenta, con energía, etc. y tenés confianza y convicción en que ella va a estar bien, tu hija va a mejorar. Me quedé unos segundos en silencio sopesando lo que había escuchado. Mi amiga me recordaba que yo tenía recursos -que no estaba empleando en ese momento- para transformar mi visión de la situación. ¡Eso me venía muy bien!, pero algo de lo que dijo o de cómo lo dijo me inquietó. No estaba segura de haberla entendido bien, de manera que contesté: - Si, claro, puede ser. Siempre y cuando ella esté abierta a mi influencia al respecto, esté dispuesta a estar mejor o con posibilidades de estarlo en este momento. - Yo creo que si vos estás totalmente confiada y la imaginás bien, esto llevará a que ella esté contenta – aclaró mi amiga Con esta respuesta explicitaba lo que yo había sentido implícito al comienzo de nuestra conversación. ¿Ahí se confirmaba mi sospecha?, ¿ella creía que la imaginación tiene poder sobre el otro? - Yo no lo veo así – respondí - Creo que hacer eso puede ser bueno para mi y quizás la ayude a ella. Si tengo confianza y la imagino contenta, eso me cambiará a mi. Podría sentir, pensar y actuar de otra manera. Podría cambiar la imagen que ahora tengo de mi hija y eso llevaría a una relación diferente con ella ahora. Esto a su vez podría llevarla a cambiar su actitud respecto de lo que la entristece... pero no hay forma de saber cuál será el curso de su cambio. - Yo creo que si uno tiene toda la confianza necesaria el otro cambia en esa dirección y es más, el cambio es inmediato – enfatizó. En ese momento la palabra inmediato me sacudió. Pensé: ¿cómo en forma inmediata?, los procesos llevan tiempo. Cuánto tarda una semilla en crecer? Qué tiempo lleva aprender? - En forma “inmediata”?!! –dije- Pero entonces vos crees que uno puede cambiar a los demás? Uno no tiene poder “sobre” el otro. Los otros cambian cuando pueden y quieren, y según su propia modalidad, a su propio ritmo. Los procesos llevan tiempo, a veces mucho a veces poco. Algunos cambios son inmediatos, pero eso depende de tantas cosas... no se puede aseverar que lo serán. - Yo no lo veo así - dijo – Creo que la imaginación es muy poderosa - Si, es muy poderosa pero no para llevar a alguien en la dirección que a uno le parece. Uno sólo favorece direcciones, no las determina. - Yo creo que cuando uno lo hace desde el Amor, la Confianza y la Sanación el cambio es inmediato y si no lo es, es porque no hay total confianza - Evidentemente tenemos una discrepancia. Aún cuando sea desde el Amor y uno conecte con fuerzas sanadoras, sólo facilitamos el proceso del otro, no son nuestra confianza ni nuestra imaginación las que sanan, éstas tienen poder, pero sólo para activar algo en el otro. Si se activa o no (qué, cómo, cuándo) depende del otro. - Si, hasta que alguna de las dos cambie de visión estaremos en desacuerdo –concluyó mi amiga. Luego de este intercambio dijimos unas palabras más y finalizamos afectuosamente la comunicación. En segundo lugar acepté el desacuerdo con mi amiga. Pero si fuera cierto lo que sostiene, bastaría con que ella imaginara con toda su convicción que yo cambio de parecer, para que nuestro desacuerdo quedara zanjado. Ahora bien, o ella no está imaginándolo (porque tiene cosas más interesantes que hacer), o no está haciéndolo con total convicción. Ya que sigo convencida de que nadie lograría cambiarme (aún cuando tuviera una intención confiada y amorosa) simplemente porque yo no deseo cambiar a este respecto. Todos los días en mi consultorio escucho a personas empeñadas en cambiar a otros. Aún cuando muchas veces yo misma tengo esta tentación, y a veces también lo intento, desisto ni bien me percato porque lo encuentro inútil en el mejor de los casos, y perjudicial la mayoría de las veces. Podemos guiar y ser guiados pero en definitiva sólo uno puede buscar y encontrar sus propias respuestas. Podemos sanar y ser sanados pero en última instancia, la sanación es un proceso personal que puede ser facilitado pero no producido por los demás. |