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Pasó y tiró la lata de duraznos
Por Eugenia Lerner

Necesitaba algunas cosas para la cena y fui al supermercado. Estaba buscando los productos cuando un hombre pasó con ímpetu a mi lado rozando una pila de latas de duraznos en almíbar. Una de las latas cayó estruendosamente al piso.
Me quedé mirándolo en espera de que la levantara, pero siguió su camino, apurado, como si nada. Al principio me sorprendí y luego, debo confesarlo, me enojé. Su actitud reflejaba falta de consideración y cuidado, pensé que era un ejemplo de lo que ocurre cotidianamente en muchos órdenes (o desórdenes) de la vida.
Cuando me convencí de que ya no volvería, resignadamente levanté la lata y la ubiqué en su lugar. Sentí que estaba haciendo algo que en realidad no me “correspondía”, yo no la había tirado, pero por otro lado, como el enojo  era mío, solo yo podía transformarlo.
Mientras reflexionaba sobre estas cuestiones llegué a la caja. Había algunas personas en la fila, así que tenía unos minutos de espera para serenarme y ubicar el episodio en perspectiva.
Más tranquila vi que la góndola a mi derecha estaba repleta de latas de la misma fruta. “Otra vez duraznos!”, pensé. Observé las etiquetas de las distintas marcas, leí las inscripciones y algo comenzó a moverse en mi interior. Cuánto hacía que no comía duraznos en almíbar!, años que no compraba una de esas latas! Tomé una y mientras una vocecita me decía “es mejor la fruta fresca” otra contestaba “y qué?! Tengo ganas de estas!!!”.
Regresé a casa y guardé la lata en la heladera, pensando que de haberme quedado en el  enojo, jamás me hubiera tentado. Algún día la abriría. 

Esa noche me desvelé a las tres de la mañana. Intenté volver a dormir sin éxito.Fui a la computadora, vi un poco de televisión y algunas cosas más. Un rato después tuve hambre y fui a la heladera.
Los duraznos estaban bien amarillos, brillantes, tiernos, dulces, deliciosos. Creo que nunca los disfruté tanto como esa noche. Gracias Sr. Apurado! tu descuido posibilitó mi disfrute. 

Ahora pienso que, a pesar de no ser frescos, son mejores los duraznos en almíbar  que el enojo, aún cuando pueda ser natural.

Ud. qué prefiere comer? Enojos o duraznos.

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