'Huna' es una palabra hawaiana que quiere decir (entre otras cosas) oculto, en el sentido de algo que no se puede ver o comprender a simple vista, como, por ejemplo, los principios que rigen el universo, el fluir de la energía, los mecanismos de la naturaleza. Huna es una manera de relacionarse con la realidad, una filosofía práctica de la vida y un camino de crecimiento y sanación psicoespiritual. Se desarrolló en la Polinesia antigua, pero se desconoce su origen. Es una tradición de sabiduría ancestral que, al igual que otras, fue cambiando sus formas para adaptarse al estilo de cada cultura y de cada época. Cambió sus formas pero conservó su esencia. Está compuesto de una serie de modelos de funcionamiento del ser humano y de la vida, principios filosóficos, métodos para comunicarse con el aspecto espiritual y formas de acceder a fuentes de conocimiento, amor, poder y energía. Uno de sus objetivo básicos es el de armonizar las relaciones con uno mismo, los demás, el medio ambiente y las circunstancias. A lo largo de la historia se pueden reconocer dos modalidades básicas para mejorar la vida: la modalidad del guerrero y la del pacificador. La primera es la más conocida y difundida en el mundo y, sintéticamente, consiste en luchar contra lo que no se quiere. Luchar, por ejemplo, contra el malestar, la pobreza o la enfermedad, para conseguir bienestar. Este enfoque sostiene, además, que el fin no justifica los medios, porque los medios empleados influyen en los resultados que se obtienen. De esta manera, propone medios armónicos para lograr fines también armónicos. El Huna sostiene, también, otra cuestión fundamental: todos tenemos mana. 'Mana' significa poder y responsabilidad sobre nuestras elecciones y acciones. En este camino se utiliza el poder 'para' algo y no 'sobre' algo o alguien. O sea, el poder se encamina a elegir y a conducir nuestra energía, no a controlar. Se utiliza para realizar y no para sojuzgar, ya que Huna significa también “amor y poder en armonía”.
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