-
No - contesté
-
Porque hay gente
que toma cualquier trabajo
-
Ah, si, eso
ocurre en todas las actividades
-
me refiero a que
ahora hay muchos aficionados que trabajan
por una miseria. Pero lo que más bronca me
da es que las productoras manejan mucho
dinero y esto es una explotación.
-
Entiendo …,
entonces está claro que esta propuesta no te
interesa
-
Ni loca voy a
grabar un comercial por ese dinero, un ‘comerciaaaal’,
que no me gusta nada
Continúa despotricando
unos minutos y luego se queda en silencio.
-
Querés quedarte
con la bronca?- se me ocurre preguntarle
-
No, pero es
terrible esta explotación. No sé qué puedo
hacer con la bronca.
-
Bueno, veamos….
Quizás cambiar alguna creencia? Si tenés
claro que este ofrecimiento no te viene
bien, qué es lo que mantiene la bronca?-
(Silencio) -El estado del mercado laboral?
Que te ofrezcan esta grabación? Que no
conozcan tu caché?
-
Ehm….. (se
afloja un poco, levanta apenas la comisura
de los labios, hace una pausa) ehm…. No sé,
necesito trabajar, necesito el dinero y me
digo “vas a rechazar un trabajo?????”
-
Ah! hay una
presión interna para aceptarlo….
-
Si, pero los ‘commerciaaales’
no me gustan. En esos ambientes me siento
ridícula y muy expuesta (responde enfática,
como si yo estuviera insistiendo en que
acepte la propuesta).
-
Te aliviaría
pensar que no tenés que aceptar?
-
Puede ser…pero
necesito el dinero …
-
De todas
maneras, si estás de acuerdo, podemos seguir
explorando la presión interna.
Después de varios
minutos de indagación logramos clarificar
algunas de sus creencias y expectativas en
relación al tema laboral:
∙ como es buena
locutora tendría que tener
ofrecimientos bien pagos
∙ las oportunidades,
los procesos y las interacciones laborales,
tendrían que ser más
fáciles, más justas y
acordes con los talentos profesionales
∙ cuando las cosas no
son como tendrían que ser, entonces
ella tendría que
someterse o
hacer algo contrario a sus gustos,
posibilidades, preferencias o
convicciones.
Estas ideas o
expectativas la atrapan en un mundo que, en
su percepción, no es como tendría que
ser y en una visión de sí misma de no ser
como debería ser. En un atiborrado de
faltas y errores propios y ajenos.
En este mundo no puede
relajarse, no hay criterios ni pautas
claras, no hay matemática en los esfuerzos
ni en las relaciones, nada es demasiado
confiable.
Le importa mucho su
carrera y le gustaría ser valorada y
reconocida. Por eso sigue esforzándose, y
más allá de los altibajos y desprolijidades
propias de la vida, en el fondo aspira a la
excelencia.
Pero los resultados la
decepcionan y cuando se disipa el enojo
sobreviene la tristeza.
Querría ayudarla a
liberarse de este ‘atrapamiento’. Por eso,
después de reflexionar pregunté:
-
Podrías hacer
algo para tener un trabajo más acorde con tu
estilo y tu caché?
-
y…(piensa)
…llevar mi currículum a programas de radio
que me interesen... Pero eso me cuesta
mucho, y me da miedo.
Tiene entonces otra
opción: salir a buscar lo que quiere. Surge
la posibilidad de elegir entre el costo de
permanecer en algo conocido y penoso o el
temor y la inercia de iniciar algo nuevo.
Continuamos el diálogo
y antes de despedirnos tuve la grata
sensación de que empezaba a sentirse mejor.
Ya no le dolía la cabeza y si bien en ese
momento sentía un frío interno y las piernas
algo flojas, por el miedo, estaba más
tranquila y con perspectivas más claras.
Por sus actitudes y
comentarios me dió la impresión de que había
llegado a varias conclusiones importantes:
∙ cuando aligera los
tendría/n o debería/n se siente
más relajada y contenta
∙ puede usar sus
recursos, su fuerza y aspiraciones (que no
le faltan) de distintas
maneras, ya que no
hay una única forma de ver las cosas,
transitar el camino ni llegar
a las metas.
∙ el error es
sólo una percepción o interpretación, no es
una ‘Verdad’ sino un punto de
vista.
∙ que imponer/se es
muy diferente a proponer/se
, que proponer/se casi
siempre es más agradable y efectivo porque
casi todos nos
resistimos a la
imposición (también a lo ‘autoimpuesto’)
. que los querría
y los podría nos guían mejor en
nuestros propósitos que los debería.
Creo que a esta altura
ambas sabemos que cambiar lleva tiempo y no
siempre es fácil. Que no se trata sólo de
llegar a buenas conclusiones, sino de
ponerlas en práctica. Pero en mi
experiencia, el cambio es más fácil cuando
uno tiene claro qué quiere cambiar y cómo
hacerlo.
Quizás algún día prenda
la radio, sintonice un programa y escuche la
hermosa voz de Capricornia invitando a
disfrutar algo o a reflexionar sobre algún
tema interesante.
A veces queremos
peras y crecen naranjas. Pero si nos
mantenemos fluidos y abiertos seguramente
descubriremos que, a la larga, el mejor
fruto es el que ha madurado.