Necesitaba algunas cosas
para la cena y fui al supermercado. Estaba
buscando los productos cuando un hombre pasó
con ímpetu a mi lado rozando una pila de
latas de duraznos en almíbar. Una de las
latas cayó estruendosamente al piso.
Me quedé mirándolo en espera de que la
levantara, pero siguió su camino, apurado,
como si nada. Al principio me sorprendí y
luego, debo confesarlo, me enojé. Su actitud
reflejaba falta de consideración y cuidado,
pensé que era un ejemplo de lo que ocurre
cotidianamente en muchos órdenes (o
desórdenes) de la vida.
Cuando me convencí de que ya no volvería,
resignadamente levanté la lata y la ubiqué
en su lugar. Sentí que estaba haciendo algo
que en realidad no me “correspondía”, yo no
la había tirado, pero por otro lado, como el
enojo era mío, solo yo podía transformarlo.
Mientras reflexionaba sobre estas cuestiones
llegué a la caja. Había algunas personas en
la fila, así que tenía unos minutos de
espera para serenarme y ubicar el episodio
en perspectiva.
Más tranquila vi que la góndola a mi derecha
estaba repleta de latas de la misma fruta.
“Otra vez duraznos!”, pensé. Observé las
etiquetas de las distintas marcas, leí las
inscripciones y algo comenzó a moverse en mi
interior. Cuánto hacía que no comía duraznos
en almíbar!, años que no compraba una de
esas latas! Tomé una y mientras una vocecita
me decía “es mejor la fruta fresca” otra
contestaba “y qué?! Tengo ganas de estas!!!”.
Regresé a casa y guardé la lata en la
heladera, pensando que de haberme quedado en
el enojo, jamás me hubiera tentado. Algún
día la abriría.
Esa noche me desvelé a
las tres de la mañana. Intenté volver a
dormir sin éxito.Fui a la computadora, vi un
poco de televisión y algunas cosas más. Un
rato después tuve hambre y fui a la
heladera.
Los duraznos estaban bien amarillos,
brillantes, tiernos, dulces, deliciosos.
Creo que nunca los disfruté tanto como esa
noche. Gracias Sr. Apurado! tu descuido
posibilitó mi disfrute.
Ahora pienso que, a pesar
de no ser frescos, son mejores los
duraznos en almíbar que el enojo, aún
cuando pueda ser natural.
Ud. qué prefiere comer?
Enojos o duraznos. |